Ya han pasado varios días desde el
domingo y ahora puedo empezar a recopilar todas las experiencias que
envolvieron el gran día.
La semana previa a la maratón fue
tremendamente complicada. La pierna izquierda estuvo a punto de dejarme en el
dique seco por unas sensaciones de acorchamiento y falta de fuerza de última
hora. Tuve muchas dudas, pero afortunadamente ahí estaban el doctor Forriol y
Luis Baraja, fisioterapeuta de ERESA,
que consiguieron minimizar las molestias y tranquilizarme.
El viernes por la tarde llegó Nacho
Cáceres a Valencia y nos reunimos con Jose Garay para decidir los últimos retoques de la estrategia de carrera y cómo organizar los
avituallamientos. Ahora ya tenía el dorsal en mano y después de la charla, la cosa se
estaban poniendo seria, pero me infundía mucha tranquilidad saber que estaba
todo bien atado. ¿Qué pasaría realmente el domingo? Pronto iba a averiguarlo.
El 15 de noviembre conseguimos aparcar
sobre las 7:30 de la mañana y se respiraba maratón. Sin aire, sin excesivo
frío, con el sol fuera, prometía .
Calenté con los argentinos afincados en
Alicante Miguel Barzola, Nicolás Tucci y Karina Córdoba y enseguida a línea de
salida…otra vez. Era la quinta maratón que iba a comenzar y en mi tomtom leía
100ppm…presagiaba adrenalina a tope.
Pistoletazo de salida, mirar hacia los
lados y enseguida controlando a Nacho: mi guía, mi salvador, mi RELOJ. Los
primeros kms transcurrían rápidos, sin problemas, con sensaciones muy
agradables, únicamente un poco más costoso en los falsos llanos, pero el ritmo
de 3’40’’ se mantenía perfecto (apretando en las bajadas, levantando un pco el
pie en las subidas, sencillamente, perfecto).
En el km20, tras el avituallamiento se lo
comenté a Nacho, iba genial, como la
seda, pero le dije de seguir con lo aocordado y es que desde la avenida de
Burjassot hasta la Avd. del Cid debíamos bajar un poco el ritmo para llegar con
fuerzas al km 35 y así poder apretar. Muchas maratones a mis espaldas, algunas
decepciones y muchos kms de sufrimientos me hicieron ser cauta. Y es que en la
maratón a partir del 30…no se sabe qué pasa. Y yo empecé a pasarlo mal
entonces. La subida de la Av. Burjassot se me empezó a a atragantar y me coloqué
detrás de Nacho, ya empezaba a notar muy sobrecargada la zona de los isquios,
glúteos y el gemelo izquierdo. A todo esto, del grupo tan numeroso de 20
atletas que nos seguía, ahora sólo quedábamos 5…la maratón estaba haciendo
estragos.
Bajé la cabeza y apreté los dientes, me
asusté, pensaba que otra vez iba a perder lo que había conseguido en el resto
de la maratón, que iban a empezar a caer los minutos en breve…pero no. Me
mantenía con fuerza, sufriendo, buscando dentro de mi las ganas de enfrentarme
a un km tras otro. Así llegamos al avituallamiento del puente del Nou
d’Octubre, km 34. Tomé el último gel de 226ERS y agua, me dio algo de impulso y
al girar encaramos la Avda del Cid. Nacho me iba animando, Álex Nogués se había
adelantado y yo empecé a notar la ligera bajada, no entendía cómo…pero me lancé
a correr nuevamente, cogimos a Álex y nos lo llevamos, ¡acababa de meter el km
36 de la maratón a 3’36’’! Aún recuperé
un poco más hasta el 37 pero luego…el 38, laaaargo y tedioso, el 39…con mis temidos respiraderos de metro de la calle Colón (menos mal que Nacho me guió por fuera
de ellos). Estaba sufriendo muchísimo, como se debe hacer cuando quieres batir
tu marca, cuando quieres cumplir tus sueños. Nacho se giraba, nos animaba, nos
decía que había que dejar de correr con las piernas, sólo valía la CABEZA. Y
así fue, en el km 40 nos esperaba Jose Garay, último avituallamiento, público
ensordecedor, vibrando a escasos metros, Joxe con el micro, gritando que
volara…y el río. Otra vez estaba allí, en los adoquines, en la alfombra azul.
Seguía apretando, a tope, a todo lo que daban mis piernas y por
fin vi el crono de meta…y Nacho me dijo que lo celebrara. Por mi cabeza pasaron
en unas décimas de segundo los largos, las series, los fartleks, las horas de
gimnasio y los madrugones, sólo levanté
los brazos. El mundo era mío en esos momentos. Y de Nacho, y de Álex Salvador, y de Jose Garay, y de
tanta gente que se había mantenido a mi lado desde el 1 de julio.
Al cruzar la meta en 2:34’42’’ había
vencido al fracaso, a las dudas y a mi
misma. Todo se llenó de abrazos, alguna lágrima y sobre todo agradecimientos.
La maratón es algo que amar y que respetar, para luego poder celebrar…y todavía
lo estoy haciendo.
Un abrazo a todas y a todos los que, al
menos, intentaron tomar las riendas de los 42.195m el domingo.
Agradecimientos : Skechers (que me dio
alas en los pies), Compressport (que me permitió poder hoy estar recuperada),
Rudy Project (por las nuevas Tralyx, espectaculares), Puntdesabor (porque la
alimentación es esencial), Diego García Saiz (por llevarme tan bien la
nutrición), Tomtom (por guiarme en los entrenamientos), Evasion Running (por
ropa y complementos), 226ERS (por alimentar mis sueños), David Llopis (por
ayudarme a vsalorar el trabajo), José Garay (por lo obvio de un entrenador),
Álex Salvador (por la logística y el apoyo), Nacho Cáceres (porque gracias a ti
cumplí mi sueño), a mi club Cárnicas Serrano (por estar ahí cuando lo necesito)